(Co-Fundadora del Convento de San Fernando de Madrid)
Se desconoce con certeza su fecha de nacimiento, fue bautizada en la Iglesia de Santa María de Zaloa de Orozko (Vizcaya) el 20 de septiembre de 1629. En aquella época era costumbre bautizar a los niños poco después de nacer, por lo que Magdalena debió de nacer el día anterior.
Sus padres fueron: Pedro de Angelua y María de Ugaldea
Sus abuelos paternos: Joan de Arandia de Angelua y María de Angelua.
Sus abuelos maternos: Francisco de Goya y Angelua y Magdalena de Ugaldea.
Toma su apellido de su casa natal (caserío de Angelua), de haberlo tomado de sus padres, según costumbre actual, debería haberse llamado Magdalena de Arandia y Goya.
Aún hoy se conserva la casa de Angelua, está situada a la entrada del barrio de Zaloa por la carretera, al frente de la Iglesia.
Los padres de Magdalena eran muy religiosos y habitualmente ayudaban a los pobres y ofrecían limosna (tal como cuenta ella en sus libros).
Sin haber cumplido los 15 años ingresó en el Convento de Jesús María de Ibarra (Beatario de Religiosas fundado en 1573 por Juan de Ugarte)
Del convento cuenta Magdalena lo siguiente:
‘Estaba la casa muy buena, con una hermosa portería con sus rejas de palo y torno, la iglesia muy curiosa y pintada, aunque pobre de alhajas; tenía un escudo en mitad de la casa, muy grande, de colores; encima de la puerta, una Nuestra Señora de La Concepción. Había un dormitorio con doce celdas, tan recoletas que las que caían a la calle las tenían sin ventana; una huerta; aunque no grande, y sin tapias, tan compuesta y hermosa.’
En estos primeros años su Maestra fue su prima María de San Ramón y Olabarría de la que cuenta que tenía tanta vocación que había renunciado a un buen partido matrimonial para entrar en el convento.
El 11 de junio de 1647, sin haber cumplido los 18 años de edad, Magdalena Profesó emitiendo los 3 votos de Obediencia, Pobreza y Castidad, tomando el sobrenombre de Cristo y a él se refirió siempre como su esposo. Desde entonces sería ‘Magdalena de Cristo’.
A parte de los 3 votos, hizo uno más, propio de la orden Mercedaria, el voto de Redención: ‘Acudiré, según posibilidad de mi estado, a la ayuda del rescate de los cristianos cautivos que están en poder de moros, aunque sea con peligro de mi vida’.
(La gran preocupación en aquella época era la cautividad de cristianos en las mazmorras de los territorios dominados por los árabes; La Orden de los Mercedarios fue Fundada por Pedro Nolasco en 1218 con idea de rezar y ayudar a dichos Cristianos).
El 12 de diciembre de 1652 hicieron voto de clausura las Beatas del convento de Ibarra, entre ellas, Magdalena. Con ello, el Beatario pasa a ser Monasterio de la Orden de Nuestra Señora de La Merced. El voto de clausura fue a manos del Reverendo Padre Maestro Fray Francisco Díaz de Morquecho, siendo testigos los vecinos de Orozko Nicolás de Adaro y Miguel de Zubiaga.
En la Navidad de ese mismo año el convento sufrió un incendio que se llevó el sustento de todo el año, trigo y la poca plata de que disponían, sólo quedó en pie la Iglesia, el Coro y 3 celdas.
Magdalena fue la última en salir del Convento, hubo que torcer la verja de una ventana con una barra de hierro para poder salvarla del fuego.
Este incendio dejó muy precario el convento, éste carecía de fondos para su reconstrucción, para solucionarlo se propusieron tres alternativas:
1) Un Patronato que se hiciera cargo de la reconstrucción: Si el convento pasaba la administración de todos sus bienes (capellanías, dotes, limosnas y tierras) a un particular, éste mantendría en buen estado la fábrica del convento y atendería a la sustentación de la comunidad. Pero tendría derecho a algunas prerrogativas honoríficas y a sufragios después de su muerte.
Don Gaspar de Olarte (Señor de Olarte, Patrono de la parroquia de San Bartolomé de Olarte y jauntxu del lugar) se ofreció como patrono, y en un principio todas las monjas, a excepción de Magdalena, estaban de acuerdo. Entre las prerrogativas de Don Gaspar estaba la elección de la Comendadora (superiora del monasterio), esto según Magdalena les llevaría a perder su autonomía.
Las monjas del Monasterio llegaron a informar a Don Gaspar que Magdalena se oponía a su Patronato revolviendo el Monasterio contra dicha idea, y esto les quitaba el ánimo de aceptarla, Al oír esto, Don Gaspar llegó a amenazar de muerte a Magdalena. Ésta relata en sus memorias que anduvo siempre en sobresalto temiendo por su vida, hasta que él finalmente murió en una prisión.
¿Cómo pudo Magdalena imponer su opinión en el Convento, sabiendo que en él había incluso parientes de Don Gaspar Olarte? Esto puede darnos una idea del poder de convicción y la importancia que Magdalena fue adquiriendo en el Convento desde su juventud.
2) Suprimir el Monasterio acogiéndose a la caridad de otro Monasterio: Otra opción rechazada por Magdalena, pues pensaba que era voluntad de Dios ser servido en un Monasterio más. Esto le trajo críticas de algunas compañeras que le echaban en cara que los regalos de su madre le tiraban y no los quería perder trasladándose a otro Monasterio.
3) Continuar contra viento y marea: Esta opción es la que finalmente se toma. En 1653 se hace cargo del Monasterio la Superiora Clara de San Bartolomé y Abaitua, religiosa del convento de Markina. Con ayuda del Señorío, Obispado, conventos y familiares consiguieron salir adelante. Todo esto reforzó la comunidad prosperando en número de profesiones.
De esta época cuenta Magdalena que nunca les faltó qué comer, y en el invierno les entraba agua e incluso nieve en la cabaña que quedó en pie, sin embargo, vivían felices, más incluso que en otras épocas de menos problemas económicos.
En 1667 Nombran a Magdalena de Cristo Comendadora del Convento, contaba con 38 años y 20 años de vida religiosa. Se la eligió Comendadora a una edad más temprana de lo normal, esto se supone que se debió a sus dotes naturales de inteligencia, decisión, prudencia y sus virtudes religiosas. Se la volvió a elegir durante dos trienios más, alternos según las constituciones, hasta su traslado a Madrid en 1676.
Durante su Prelacía se hicieron las siguientes obras en el convento:
- Se construyeron tapias, tan dilatadas, de cal y canto, por ser huerto muy grande. Se hizo un pabellón de 24 celdas y un tránsito muy capaz, la sacristía y el cuarto bajo para vivienda del Padre Vicario y demás huéspedes.
- Objetos de Culto: Custodia, cáliz, un incensario de plata. Un órgano y se compró manicordio y arpa. Se trajo cantora sin dote y otra sólo con parte sin dote porque sabía solfeo. Doña María de Gamboa y D Mateo de la Vía donaron una gran imagen de Nuestra Señora de los Remedios con su corona de plata y todas sus alhajas, y su hija María Dominguez de Gamboa una imagen de Nuestra Señora de las Mercedes con corona de plata y todos sus adornos.
¿De dónde sacó Magdalena el dinero para las limosnas a los pobres y enfermos y las obras del convento? Sus parientes no se lo daban, eran personas humildes. Cuando en una ocasión Magdalena propuso a su hermana que entrase religiosas a sus dos hijas, ésta le respondió que no tenía sino dos cuartos.
En aquella época, la vida en el Monasterio era tal como lo cuenta Magdalena en sus escritos:
“El Convento de Orozko, en efecto, estaba en mucha observancia, mucho recogimiento, grande oración y penitencia. Se rezan los oficios Divinos con mucho cuidado, reverencia y Pausa, en canto llano, mucho acompañado al órgano y arpa. Las religiosas son muy laboriosas y puntualísimas a todos los actos de la Comunidad. Tienen tan lindas devociones que, cuando están haciendo labor dos o tres o más, rezan a coro los quince misterios y otras devociones que ,como habían de hablar de otras cosas, gastan en esto su tiempo. También cantan al arpa las letanías de Nuestra Señora, La Salve y el ‘Tota pulchra es María’ y en otros ratos el Oficio de Difuntos. Esto son, por la mayor parte, los pasatiempos de las Religiosas de Nuestra Señora de la Merced de Jesús María de Ibarra en los tiempos libres”.
A parte del rezo, las tareas de las monjas consistían en hacer finas labores de bordado y brocado, hilaban tosca lana que los pastores de Gorbeia les proporcionaban para confeccionar a punto calcetas, zamarras y otros tejidos de uso pastoril; sin olvidar el cultivo de la huerta cuyos productos eran la base de su alimentación.
En el proceso abierto tras la muerte de Magdalena, las monjas de su convento de Orozko reconocen su profunda humildad, paciencia en las contrariedades, obediencia incondicional, puntual observancia de las Reglas y Constituciones Conventuales, su desprendimiento de las cosas y su práctica de la pobreza, su exquisita pureza hasta afirmar que exhalaba un olor especial que denunciaba sensorialmente tan delicada virtud, sus penitencias, a veces de sangre, su ecuanimidad en las persecuciones sin guardar rencor a nadie, admiraban su fe inquebrantable, su esperanza y su amor a Dios.
También destacaban su atención a los pobres y enfermos. Todos los días visitaba a las enfermas del convento y las consolaba y exhortaba a la conformidad, les solía poner la mano en la cabeza y mejoraban. No guardaba rencor, con aquellas que perseguía hacía lo mismo cuando estaban enfermas.
Cuentan también ciertos Milagros realizados por Magdalena:
- Bastaba con echar una vez aceite en la lámpara y ésta duraba diez días ardiendo de día y de noche sin apagarse y con menos de una libra a la semana.
- Durante las obras del Monasterio, andando en las obras tantos oficiales y gastar tanta sidra cada día de la misma cuba y no se acababa y así sucedía en todas las demás cosas...
- Una vez cobraron un poco de dinero, iban sacando para el gasto de la Comunidad, como para obras y siempre estaba el dinero en el mismo lugar sin disminuir la cantidad.
El 23 de Marzo 1676 se fundó el nuevo convento de San Fernando en Madrid, el General de la orden, Maestro Fray Pedro de Salazar, designó para su Fundación a 5 monjas del Convento de Alarcón, en Madrid, quiso también que la Comendadora Magdalena ayudase en la nueva fundación. Las virtudes de Sor Magdalena, que habitaba en un Convento perdido en el Valle de Orozko, habían llegado incluso a Madrid.
El viaje desde Orozko debió de ser una aventura en aquella época y más para una monja de clausura, que probablemente nunca había salido de su Valle.
Para ir a Madrid debía ir primero a Bilbao y allí unirse a una de las numerosas caravanas que, desde su puerto, con las recuas cargadas de mercancías, hacían el comercio con Castilla.
Por equipaje llevó un hábito de repuesto, los libros de rezo y provisiones para el camino, dejaba en el convento 30 monjas, se despidió de ellas y sus familiares, y a lomos de un asno o subida en un carro emprendió la marcha. No se sabe quién la acompañó, ni la fecha exacta de su partida, tenía 47 años.
En Bilbao se hospedó en el Convento de San José de la misma Orden, sito en Abando, La Naja, frente a la villa de Bilbao, ría por medio. Estuvo 3 días y dos noches.
Dejó a las religiosas de allí edificadas con su comportamiento. Cuentan las monjas de dicho Convento que todo el tiempo lo pasó en el coro, apenas comió y no se acostó en 2 noches.
La vieron inmóvil, como estática en la oración durante horas y al levantarse asiéndola por la mano parecía de fuego. (Magdalena gustaba de hacer sacrificios como ayunos y pasarse noches en vela para rezar).
Cuando Magdalena pasó por el Convento de Bilbao ya debía de ser grande su Fama de ‘Santa’, las monjas del Convento relatan los siguientes hechos:
- Pasó con otras religiosas por la oficina donde se cierne el pan y Magdalena echó la bendición a la harina, cuentan las monjas que salió un pan muy sazonado y sabroso como nunca.
- La comunidad no quería dar profesión a una novicia, Magdalena les dijo que lo hicieran pues no iba a vivir mucho, y así sucedió.
- El día de su marcha todas las paredes de la cocina se llenaron de mariposas de un mismo tamaño y de color entre blanco y pardo oscuro, cuando Magdalena abandonó el Convento estas mariposas se desvanecieron.
En su estancia en Bilbao había caballeros que iban a visitarla para obtener un papel suyo para venerarlo, como Martín de Aranguren, don Pedro de Mendibil y los señores de Gamboa que hicieron donaciones al convento de Orozko.
El viaje desde Bilbao debió de ser en caravana por la puente alta de San Antón y por Bilbao La Vieja, para tomar el camino de Buia y Arrigoriaga, franqueando el puerto de Peña Orduña llegarían a Burgos y de allí a Madrid, con las paradas en figones y ventas habituales, el viaje duraría entre 10 y 15 días. El 22 de junio de 1676 Magdalena llega a Madrid.
El Convento de San Fernando de Religiosas Mercedarias Recoletas de la Real Orden de Nuestra Señora de la Merced, Redención de Cautivos, se fundó gracias a la generosidad de Teresa María Ángela de Velasco, Marquesa de Aula-Fuente, hija de los condes de Rebilla y duques de Nájera. El 23 de marzo de 1676 tomó el hábito con el nombre de Sor Teresa María Ángela de la Santísima Trinidad con una de sus doncellas. El convento se dedicó a San Fernando Rey por mandato y devoción de la Reina madre: Mariana de Austria y su hijo el Rey Carlos II. (15 años).
Cuando Magdalena llegó a Madrid, en el Convento se hallaban además Sor Teresa de Jesús, la Vicaria, Sor Francisca de la Cruz, maestra de novicias, Sor Catalina de la Presentación y la tornera y portera Sor Luisa de San Ramón y Sor María de San Agustín, religiosas de velo blanco. Era un grupo de 8 con ella.
Magdalena vivió 30 años en Madrid desde los 47 a los 77 años que murió, reinando ya Felipe V el primero de los Borbones.
Nada tuvo que ver con la vida social y política, tal como hicieran otras monjas (Santa Teresa de Jesús, Catalina de Siena o María Jesús de Ágreda.)
Tuvo que ver con la vida religiosa, fue Maestra de Novicias y durante 3 trienios Comendadora.
‘Siempre estaba en el coro en la tribuna o en las ermitas, dormía breve tiempo y el resto de la noche lo gastaba en oración’.
Consolaba la aflicción y a las enfermas tanto que pareciera que se llevara la mitad de la pena y la enfermedad.
No hubo retrato de Sor Magdalena de Cristo en vida, ella no quiso, el que existe se hizo al poco de su muerte. Era robusta de cuerpo y de buena complexión y presencia.
A partir de su traslado a Madrid se resintió su salud, así lo cuenta ella en su carta a su sobrino Domingo de Atxa y Angelua el 16 de octubre de 1690:
En los dos años primeros de su llegada a Madrid estuvo impedida de los pies a la cabeza, no podía volver la cabeza si no se la volvían y los demás años, 6 meses de cama, 7 y 8 meses, con calenturas continuas con debilidad y desganas de comer.
Magdalena contó a las monjas de Madrid que había padecido desde niña enfermedades mortales y acervos dolores que sólo parecía vivir de milagro.
Parece que tenía afecciones óseas y principalmente en la columna vertebral. También las continuas penitencias, prolongados ayunos, noches en vela y privaciones corporales fueron quebrantando su salud.
Nunca descuidó sus obligaciones por pretexto de la enfermedad.
Las enfermedades las afrontaba en silencio sin quejas (¿Qué he de hacer con quejarme?, solía decir Magdalena) se conformaba a la voluntad de Dios rezando y con alegría sufriendo en silencio.
Muchas veces había pedido a Dios morir de dolor y de amor. Murió de agudos dolores de costado a las 3 de la tarde del 22 de noviembre de 1706.
El Padre General de la Orden le dio la extremaunción. Este dice que la trasmutó Dios, de una viejecita consumida y descaderada se quedó tan hermosa y fresca que parecía de 40 años, y tan ángel que la hermosura de alma hubiese redundado en el cuerpo. Sin haber quedado olor alguno de cuerpo difunto.
Al día siguiente fue enterrada en el cementerio Conventual.
En la nota marginal de su partida de bautismo, después de constar Fundadora de San Fernando el Real de la Corte de Madrid, donde murió, se añade. Cuerpo incorrupto.
En la actualidad el Convento de San Fernando se halla en la calle José Ortega Gasset 82 convertido en colegio de Enseñanza, el antiguo se hallaba en Bravo Murillo, entre las calles Tiziano y Jaén, manzana de capuchinos, (metro Alvarado) cuando fue incendiado la tarde del 11 may 1931 según el historiador Joaquín Arraris. Al robo y al incendio se unieron macabras profanaciones. Desenterraron cadáveres sobre los que vertieron vino, a modo de asperges y después de sacrílegas befas, los arrojaron al fuego. Esta pudo ser la suerte del cuerpo incorrupto de Magdalena.
Conozcamos un poco de su espiritualidad:
Ya desde novicia era tal su modestia y compostura que edificaba a todas, parecía muy virtuosa y que llevaba años de religiosa.
Humildad, obediencia, pobreza y castidad, esmero en la caridad.
Su espiritualidad no era complicada, era sencilla pero muy regia.
Ella misma habla de su humildad y que ama el desprecio, fastidio de la alabanza, aborrecer cosas de regalo y aplauso.
Además de continua oración no escatimó en penitencias, rigurosas privaciones de alimentos, de sueño, de cuanto pudiera satisfacer o ser deleite de los sentidos corporales, castigos rigurosos de la carne con objetos: cilicios y disciplinas o con posturas mortificantes de rodillas o de brazos en cruz.
Para ella la oración, da vida es regalo del alma, en la oración se conoce una a sí misma y se humilla. Ella considera el sacrificio como una de las exigencias de la vida religiosa para vaciarse de sí y llenarse de Dios.
Cuando fue Maestra de novicias decía estas palabras:
‘Acostúmbrate a vencer las tentaciones leves, para estar fuerte, cuando Dios permita darte grandes, y como fuertes. Tentación es hablar, cuando no es necesario, es comer cuando no se tiene necesidad, no estar en sosiego en la oración y representársele necesidades para salir de ella, sentir mal de otras, no levantarse a tiempo para la oración y guardar los quehaceres para cuando toque la campana, darle gana de hablar y reír en el Coro y refectorio, si no se hace caso de esas cosas, malos cimientos tendrás para cuando sean mayores”.
Al confesarse solía decir: ’Aquí viene Magdalena la pecadora’ y se quejaba de su mal genio que si lo sacara sería la perdición de su vida, todos la consideraban un ángel y estaban engañados. Toda su paciencia y resignación y penitencias no le parecía suficientes
Al ver perros se ponía nerviosa, porque durante muchos años, siempre que entraba en el coro le parecía ver, junto a la pila del agua bendita, un perro con una gran boca abierta que la quería tragar. El confesor Padre Ledesma cuenta que en una ocasión le dio a entender que una noche la tiraron a ahogar y en otra entendió en no amanecer, su confesor dedujo que la perseguía el demonio.
Devociones:
- La santísima trinidad, gozaba al hablar o leer de este misterio.
- Jesucristo en su vida, pasión y muerte y en el sacramento del altar esto lleva que las mortificaciones corporales fuesen también para participar de los dolores de Cristo y uniéndolos a los suyos, dar Gloria al Padre y cooperar con Jesús en su Obra Redentora.
- Su adoración al Santo Sacramento, se pasaba gran parte del día en adoración ante el Sagrario.
- Santísima Virgen María
- Ángeles, el de la guarda y a los Santos, cuya protección tenía en gran estima.
- Gustaba de rogar por la conversión de los pecadores y la liberación de las almas del Purgatorio
Solía tener experiencias Místicas que relata por escrito, obligada por su confesor: Se le representa Cristo, La Virgen María, Siente olores a rosas cuando está rezando, Siente el martirio de Santa Catalina y Santa Inés…
También destacó su Don de predicción:
En el Convento de Ibarra:
Habiendo muerto Don Antonio de Orizaga, sobrino de Magdalena, cuya muerte ocultaban porque no recibiese pesadumbre y cuando se lo dijeron, dijo que lo sabía ya. Y habiendo venido María González de Cueto, mujer del difunto, para consolarse con ella, y trayendo consigo un niño que le había dejado su marido, para que la madre Magdalena le echase la bendición. Tomó al niño en brazos que sería de unos 4 meses y le dijo: ¿Qué haces tontillo? ¿Qué haces que no te vas con tu padre? Que aquí no sirves sino de embarazar; al Cielo! Al Cielo! Y habiendo sucedido esto el lunes santo por la tarde, avisó la señora el jueves santo cómo el miércoles se había muerto el niño por la noche, no habiéndose reconocido antecedentemente causa ni enfermedad.
En el convento de San Fernando cuentan:
Teniendo los Marqueses de Villa-Franca entre otros hijos, una hija muy agraciada llamada Micaela, siempre que entraba en San Fernando iba a buscar a Magdalena en el coro o alguna ermita y no había forma de apartarla de ella, la niña tenía 12 años. La última vez que entró esta señorita, Magdalena le dijo: ‘Adiós Micaela, que en el cielo nos veremos’ Y habiendo muerto Magdalena, de allí a poco tiempo murió la señorita.
Se le manifestaban almas de difuntos conocidos, que le pedían socorro, y aun antes que le dijesen algunos que habían muerto, ya lo sabía, porque debían de venir a pedirle sus oraciones y comuniones.
Magdalena era poco versada en letras, su lengua materna era el euskera y cuando entró en el monasterio no sabía apenas escribir, (En el acta de su profesión firma por ella Fray Francisco de Londoño). Años más tarde ya firma ella misma sus Votos de Clausura. Del castellano ella misma decía que lo escribía mal.
A pesar de eso tenemos los siguientes escritos realizados por Magdalena:
-Espirituales
Manuscrito hechos en Madrid, por mandato de su confesor y una exnovicia:
1- Flores o coplas para las religiosas de Orozko
2- Explicaciones de las excelencias de la gracia divina
3- Memoria de los ángeles y Santos y lo que importa su protección
4- Súplica del auxilio de Cristo su Madre y el Santísimo Sacramento
5- Ternuras de Jesús y María
6- Petición de conformidad estando enferma
7- Ruego por las almas del purgatorio
8- Memoria de la Pasión
9- Petición de perdón
10- Alabanza al Santísimo Sacramento
11- Petición del don de temor para no ofender a Dios y gastar bien el t
12- Petición a la perfección del estado religioso
13- Ruego por vivos y difuntos
14- Reglas para la perfección
15- Humillación ante el señor al ser nombrada Comendadora del Convento de San Fernando
16- Meditación de la Pasión
17- Memoria de Magdalena y adoración de Jesus en la Pasión
18- Consejos a una exnovicia.
Memorias
1- Experiencias místicas en el convento de Ibarra primer cuaderno
2- Segundo cuaderno
Escritos por Fray Juan de Derteano y ella firmó como suyos
3- Memoria de la fundación del Convento de Jesús María, Ibarra, escrita en Madrid en el año 1682.
Cartas
1- Carta a la Comendadora y Religiosas de Orozko, lo escribió en Madrid el 16 sep 1684
2- Carta al Padre Andrés González de Pablo Madrid 18 ene 1685
3- Carta a Domingo de Atxa y Angelua su sobrino Madrid 16 oct 1690 Le recomienda una vida cristiana, la educación religiosa de sus hijos, ponderando el sacerdocio y el estado religioso.
A la muerte de Sor Magdalena se realizaron 5 investigaciones para que la vida de Magdalena sirviera de ejemplo y se la pudiera Venerar. Estas informaciones las mandó hacer Fray José Montes de Porres:
1) La hizo Fray Domingo de Zabala de la Universidad de Alcalá, 16 febrero 1707 secretario Fray Pedro de Llano .Se hizo en el convento de San Fernando.
2) En el convento de San José Bilbao Domingo de Zabala .6 agosto de 1707, secretario Fray Francisco de Luján Vicario del convento
3) Fray Francisco de Arteta Catedrático de Teologia de la Universidad de Zaragoza, 25 de enero de 1708, secretario Fray Vicente Gutierrez Rosellón del convento de Madrid.
4) Fray Francisco de Arteta, secretario Fray Vicente Gutierrez Rosellón , Firma la declaración Fray Bernardo Rascón .Madrid 3 junio 1708 confesor de Magdalena durante más de 4 años.
5) Fray Francisco de Arteta a Fray Francisco de Ledesma 3 julio 1708, secretario Vicente Gutierrez Rosellón.